Empresa y familia han estado ligados desde la misma revolución industrial hasta alcanzar en la actualidad aproximadamente un 20% las empresas que son familiares; Colombia aporta una alta participación de los emprendimientos familiares en el mundo, junto con Uruguay y Emirato Árabes, con lo cual queda demostrado que familia y emprendimiento son pilares globales.

Tanto la familia como los negocios son sistemas y su unión conforma las empresas familiares, generando así una sociedad diferente a una empresa genérica, porque en ella están involucrados las dos aristas en las que normalmente se mueve el ser humano: familia y negocio.

De no existir las empresas familiares, habrían mercados con menor abastecimiento y renglones económicos sin explotar, ya que ellas ocupan lugares no cubiertos por empresas grandes.  Es importante resaltar que no solo los negocios están orientados hacia objetivos concretos, rentabilidad económica y desarrollo de proyectos ambiciosos, las familias, así tengan o no empresa, también obtienen dinero y se dedican a administrarlo para alcanzar objetivos definidos a corto, y largo plazo, por lo cual son plenamente compatibles con el negocio.

De igual manera en la familia como en el trabajo o negocio, existe una emocionalidad natural, afectos y afinidades con los miembros del equipo, que los llevan a compartir ansiedades, alegrías, frustraciones o enojos que dinamizan la relación.

Para que una empresa familiar se desarrolle y tenga trascendencia es muy importantes que cada uno de sus miembros alcance su plenitud y para ello hay un factor determinante: la buena comunicación. Es fundamental que todos los miembros del equipo y especialmente los más pequeños, estén involucrados en responsabilidades, cada uno a la medida de sus capacidades, para promover la autonomía, sin dejar de lado la dimensión del riesgo, pero siempre buscando fortalecer el carácter y el espíritu de emprendimiento en todos los integrantes del equipo.

 

Así mismo hay otra característica necesaria en las empresas familiares para lograr que perduren: cuidar el legado de emprendimiento intergeneracional, cultivando el interés en los valore familiares. Los hijos son el reflejo de sus padres y el espíritu emprendedor es un valor que se puede transmitir, así como la laboriosidad, tenacidad, transparencia e innovación.  Los hijos de padres emprendedores tienen una mayor tendencia a capitalizar las oportunidades de desarrollo que se generan y a visualizarlas de una manera más rápida que otros.

 

La familia es la responsable de instalar en el cerebro del niño, el sistema de creencias que guiará su vida, por lo tanto, tiene el poder de crear hábitos, fomentar la disciplina y manejo adecuado de los recursos, características necesarias para tener éxito en los negocios.

 

Cuando un niño crece viendo seriedad y respeto por una actividad empresarial y ve que su crecimiento no ocurre de forma accidental, sino que es producto del trabajo y la constancia, actúa en consecuencia. A lo largo del crecimiento empresarial, es necesario crear estructuras más robustas y hacer un poco más complejas las actividades económicas y eso forja el carácter de los niños, y los va involucrando en el “como si” del emprendimiento intergeneracional que requiere valores compartidos y compromiso holístico.

 

Las empresas familiares cobrar mayor valor e importancia cada día por su alto aporte a la generación de ingresos, empleo y productos y son un pilar de progreso y bienestar para la sociedad. Los beneficios que genera una empresa deben ser disfrutados plenamente por la familiar y se deben constituir en un legado que se debe transmitir generacionalmente.