proyecto personal y emprendimiento

 

PROYECTO PERSONAL Y EMPRENDIMIENTO

 

La palabra emprendimiento está de moda, es un término muy empleado en varias esferas del quehacer humano: en la educación, cátedra de emprendimiento desde la primaria hasta los posgrados; en política, planes de desarrollo con líneas dedicadas exclusivamente al emprendimiento; en economía, sectores económicos que invierten en el apoyo de emprendedores. Por esto es muy importante definirlo y ligarlo a la cotidianidad humana.

 

Al hablar de emprendedor, este término no hacer referencia, necesariamente, a un creador de empresas, persona exitosa, o gran empresario, hace referencia a alguien capaz de transformar los desafíos en oportunidades y, por lo tanto, el emprendimiento se puede aplicar en cualquier actividad desarrollada por el hombre y por supuesto a la vida misma.

 

Emprender hace parte de nuestra cotidianidad; todos emprendemos día a día, ya sea un viaje, que es muy común, o un negocio, que tiene la misma necesidad de gestión: planeación, organización, ejecución y control, y los dos tienen la misma necesidad de proyección y compromiso. No hay viaje que no tenga destino y no hay negocio que no tenga objetivo.

 

Dicho esto, es necesario detenernos a pensar en la planeación del proyecto más grande que emprendemos, desde que nacemos y hasta que morimos: nuestra vida. Este emprendimiento, denominado “Proyecto de Vida”, se nos asigna sin que lo pidamos, y durante los primeros años de vida, desde la concepción hasta el año 5 o 7, es controlado por nuestros cuidadores, las personas responsables de nuestra existencia, ya que hasta ese momento no podemos valernos por nosotros mismos en lo básico.

 

Estos cuidadores ponen las bases en nuestra vida, que se denominan sistemas de creencias y que determinan el futuro de nuestro proyecto de vida. Por eso, si los resultados que hasta ahora ha tenido nuestra vida no nos gustan, es necesario analizar las bases porque seguramente allí encontraremos la causa de nuestros comportamientos y actitudes, que es lo que ha ocasionado los resultados que hoy tenemos.

 

Tanto si nos gustan los resultados hasta ahora obtenidos, como si no nos gustan, es necesario que estructuremos nuestro proyecto de vida, como ya se dijo antes, con proyección y compromiso.

Un proyecto de vida es el plan que una persona traza para conseguir sus objetivos, el camino para alcanzar sus metas, que le da coherencia a su existencia y que marca un estilo de actuación, de relacionamiento y de la forma en que se perciben los acontecimientos del entorno.

 

Una forma práctica para planear nuestro Proyecto de Vida, es identificar los cinco grandes de nuestra vida: ¿Cuáles son mis 5 grandes?, en otras palabras, ¿Cuáles son las cinco máximas prioridades que debo perseguir el resto de mis días?  Documentar los cinco propósitos fundamentales a los que dedicaremos el resto de nuestra existencia aportará propósito a nuestras horas, días, semanas, meses y años, protegerá nuestra banda ancha cognitiva y fomentará un increíble ahorro de energía.

 

Muchas personas viven en incertidumbre, desesperanza y tienen una existencia vacía, en una sociedad que está más preocupada por tener que por existir. Inclusive algunos pensadores han denominado a la sociedad actual como una “sociedad light” y a nuestra era como “la era del vacío”. Y muchos de estos postulados, que terminan comprobándose como ciertos, están determinados por la falta de Proyecto de Vida gracias a un sistema de creencia que e instaló en nuestro cerebro y que carece de visión, proyección, disciplina y emprendimiento.

 

La buena noticia es que nunca es tarde para trazar el Proyecto de Vida, pues es un proceso constructivo que realiza utilizando las experiencias anteriores, las posibilidades y las alternativas concretas que ofrece el ambiente actual y de esta forma, modelar nuestra a vida para alcanzar los propósitos fundamentales.

 

Ahí juega un papel muy importante la programación neurolingüística, para desprendernos del sistema de creencias que nos impide alcanzar objetivos mayores y reprogramar nuestro cerebro hacia las metas que estamos estableciendo nosotros mismos y que están bajo nuestro control.

 

Podemos observar a los hombres y mujeres más importantes del mundo: los Nelson Mandela, las Madre Teresa, los Mahatma Gandhi, y los Martin Luther King; todas esas personas avanzadas tenían una cosa en común: sufrían mucho más de lo normal, pero en lugar de permitir que las penas las desplazaran, las aprovecharon para rehacerse, para construirse, para recordar su elevada virtud moral y sus mayores méritos espirituales. Para convertir un dolor devastador en un poder inusual.

 

Cuando ya tenemos estructurado nuestro proyecto de vida, habiéndonos desprendido de nuestras creencias limitantes, trazado un plan para al menos cinco aspectos importantes de nuestra existencia, y reprogramado la mente para alcanzarlo, es igualmente importante ejercitar a diario nuestro cerebro para la consecución de las metas establecidas. Hay algunos pasos fáciles de practicar y fundamentales para este propósito:

 

  • Comenzar el día con una hora de fortalecimiento personal que nos ayude a experimentar días siempre positivos.

 

  • Escribir al menos durante diez minutos cada día en un libro de gratitud para eliminar la negatividad de nuestro cerebro y convertir el agradecimiento en un estado automático.

 

  • Trabajar y practicar la aptitud de pensar en lo que ha salido bien en nuestra vida, eso atraerá otros éxitos.

 

Esto significa comprometerse con un aprendizaje personal y constante a lo largo de la vida y el emprendimiento forma parte inherente de nuestra existencia, por lo tanto se puede aplicar a nuestra vida misma, y por supuesto a un negocio o empresa.